Sequere, una corporeización de la memoria

Noteinfo

De Celeste Reyna — Abril 2023

El agua de la desembocadura ingresa a la vasija uróboros[1] rodeada de pescadores que bien-dicen el acto y la travesía que emprenderá río arriba para retornar a la fuente impregnada del acontecer del territorio / El ciclo vuelve a comenzar hasta su origen, el Segre / Los primeros pasos se transforman en 30km / Un antiguo camino de Sirga es surcado por dos caminantes que van instalando otro recorrido / El cuerpo del tiempo va tomando la consistencia del inverso cauce del río / Los pasos piensan la vehemencia del sol / Un caballo aparece en la frontera del camino de Sirga y la ciudad / El caballo nos observa: somos los humanos quienes cargamos el peso de los sueños / En Amposta la hospitalidad de una comunidad espera la llegada del cántaro y se unirá al caminar corporeizando su huella / Es la primera andadura del proyecto Sequere / Las primeras huellas impregnadas en el agua.

“Cuando nos paseamos por el mundo, lo que cuenta no es la cabeza sino los pies”[2]

Con la escucha en los pies y la mirada en las raíces, un artista y una psicoanalista dan comienzo a una travesía que andará por territorios dónde la memoria, la historia y el tiempo serán atravesados a pie. Los dos van bordeando y bordando el río, hilvanando las grietas, lo agujereado de la memoria. Con otros cuerpos –aquellos que se unen a la travesía– van constituyendo otro mapa del territorio, haciendo existir otros recorridos que fueron desterrados por el progreso, por los efectos del cambio climático, por las heridas de guerra, abiertas aún. Leen el territorio con los pies, desde la performatividad de la experiencia, en un ir desandando la cabeza y entrando en la dimensión de otra andadura, aquella dónde los acontecimientos cobran otra corporeidad y la sensorialidad impacta sobre los sentidos alguna vez perdidos, que afloran al recuerdo. Restos de lo visto y lo escuchado se hacen materia prima de la travesía. Con Sequere, palabras que estaban dormidas vuelven a despertarse. Palabras encontradas van contorneando historias de riberas rivales y van gota a gota configurando fragmentos de la historia del territorio: el progreso, la llegada del tren, las migraciones, la despedida del tren, la luz eléctrica, los cortes de agua, la ley del olvido, los pueblos sumergidos, la emergencia climática, los malestares de la tierra y los porvenires de ilusión con una memoria democrática.

Hebra a hebra, el Ebro comienza a ser remontado hacia el Segre / Las riberas son contorneadas / Bordeando el río suenan historias baldías / Esbozos de otras rutas / Caminos olvidados / Palabras que necesitaban de un contorno para dejar de ser estancas / El cuerpo se hace instrumento / La memoria se va corporeizando.

Atravesar un gesto a pie, tiene cierta consistencia, una “corposidad” onírica que permite, como si de un juego tratara, dejar que la propia voz le hable al agua, dándole salida a un nuevo porvenir. Contribuir a que el silencio se vaya agrietando, aquel que fue marcado por un pacto –el del Olvido– y que aún hoy sigue sometiendo la palabra al destierro, permite que se vaya hilando (hebra a hebra) lo que restó sin poder ser dicho. En cada encuentro singular del camino, de la comunidad que acompañó y acompaña este gesto, las palabras fueron incorporándose al cántaro-uróboros creado por el artista para contener ese fluir del eterno retorno, que no cesa de repetirse, que no deja de existir e insistir idéntico a sí mismo y siempre diferente y que encuentra una pequeña modificación al ser caminado.

Retornamos el agua a la fuente pero a condición de devolverla con una pequeña diferencia: impregnada de memoria.

Noris recoge agua del río en cada segmento de día para pintar, al otro día la devuelve a ese mismo río que ya no es el mismo y toma otro pedacito que pertenece a otra territorialidad del camino pero al mismo río. Con cada fragmento de agua traza una pista, en cada acuarela instala una huella, el territorio se va cubriendo de reminiscencias que van inscribiendo memoria.

El proyecto se va poblando de huellas y registros en una pulsación constante entre el recuerdo y el olvido. Caminar como un acto de reparación es propuesto al territorio para ir zurciendo ese agujero del trauma que se actualiza con el constante retorno e insistencia de lo real.

El trayecto del agua que ha desembocado y vuelve a la fuente, se impregna de las voces y de la memoria del territorio recogidas en 44 días de camino. Palabras que se adhieren al acto simbólico son dichas para tener otro destino; palabras que son resguardadas en un _espacio del decir llamado Sequere, _se vuelven parte de la memoria del agua deshaciendo la extranjeridad que provoca el olvido con una nueva inscripción.

Como si este pequeño acto nominado Sequere se tratara, entre otras cosas, de ese despertar del adormecimiento del olvido, en un acto performático que trasciende al artista y al camino, desdibujando las formas para generar preguntas sobre el tiempo, la historia, la memoria y el devenir “en emergencia”.[3]

Detener el transcurrir del tiempo, provocar una suspensión, hacer un camino inverso para que cada paso destierre el olvido. Saltar fuera de la dimensión temporal para reescribir –y tal vez inscribir– otra huella. Atravesar los caminos exiliados sin voz y comenzar a coserlos en un texto que camina con el proyecto.

¿Cómo armar el texto del cuerpo Sequere, tejido de múltiples dimensiones? La escritura del territorio se va constituyendo huella del lenguaje, la letra corporizando en palabra y hebra a hebra el texto se va haciendo mapa.

El artista se adelanta al psicoanalista, «le lleva la delantera» dice J. Lacan. En este proyecto artístico que se enraíza en la tierra herida para repararla, los pasos del artista y el psicoanálisis se entrelazan en una escritura que intenta suturar la memoria herida y apuesta por un porvenir remendado.

El gesto Sequere es un proyecto que instala memoria desde un acto simbólico y colectivo. Distintas hebras son unidas en un tejido de historias recogidas en el trayecto. Nuevos mapas se constituyen en una inscripción nueva. Al final del recorrido algo queda registrado como huella primera que ya no podrá ser borrada y desde la cual se enhebrarán otras representaciones para constituir recuerdo, y se deslizarán por otros cauces pero desde el río de lo colectivo que sonará en otra lengua, la de la memoria.

Volver a pasar por el origen, por la fuente
parte de este acto simbólico reside en ello
un pequeño acto de _ligadura colectiva_ nueva
que permita un nuevo devenir…

En ese DECIR NUEVO, reside su inscripción. Cada vez que se recuerde este trayecto, cada vez que se escriba sobre este proyecto, el hilvanado de Sequere seguirá en su fluir y volverá a nacer en la pluma de cada ave escritora y afluente escritor.

Tal vez este pequeño gesto artístico nos haga saltar del trayecto de la amnesia y nos devuelva a la creación de un nuevo texto colectivo para hacer existir y consistir las palabras que estaban por fuera del camino, para hacerlas propias y darles un nuevo cauce.

Huellas de la memoria / Huellas mnémicas que registraron pasos / Pasos que volvieron a caminar recorridos abandonados / Pasos que volvieron a ser caminados por otros pies que pensando, se adentraron en el olvido para despertarlo.

Ya en la fuente, en el origen que es comienzo y final del recorrido, lanzamos el agua que modificada por todo el territorio atravesado, espera un nacimiento nuevo.

*Celeste Reyna (1977, Córdoba, Argentina) es psicoanalista y docente. Trabaja en el ámbito público y privado desde hace 20 años. El seu interès i treball està centrat en projectes col·lectius relacionats amb l’accés a la psicoanàlisi per a tothom i la creació de dispositius on l’escolta, la paraula i les eines artístiques promouen l’elaboració del malestar. En los últimos años, a partir de la necesidad de recurrir a prácticas comunitarias subjetivantes, ha trabajado y trabaja en diferentes proyectos artísticos entrelazando arte y psicoanálisis.*


  1. Uróboros (del griego oyrá, cola, borá, alimento)↩︎

  2. Palabras de Francesc Tosquelles desde un caminar la tierra atravesada por el exilio (F. Tosquelles: “Tosquelles, Como una máquina de coser en un campo de trigo” Pág. 80. Coedición CCCB, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y Arcadia. Año 2022)↩︎

  3. El cambio climático se fue evidenciando durante la travesía: obligó a cambiar rumbos, a desistir trayectos, a escuchar restos y bombas que anoticiaban sobre la historia enterrada y la actualidad en emergencia.↩︎

Reyna - 2023 - Sequere, una corporeización de la memoria
Interactive graph