# La fede
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> 24.03.2021 · Ultimo aggiornamento: 19.09.2024
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<span class="caption">Monologo finale dello Stalker </span>
- La fede dello [Stalker](https://www.youtube.com/watch?v=Q3hBLv-HLEc), riassunta nel monologo finale del film di [[../Arte/Cinema/Andrei Tarkovsky|Tarkovsky]]. #Tarkovski #cinema #video #visions #it-lang
- [[../Libellus/_posts/2012-09-13-Il cristo morto|2012-09-13-Il cristo morto]] #Dostoevskij
- [[../Themarium/Memoria/Rivesaltes/Begoña Alonso|Begoña Alonso]], víctima del franquismo, 1936 ([[../Themarium/Exilio/Las malditas guerras de mi juventud|Las malditas guerras de mi juventud]]) #exile #memory #es-lang
> “Por fin volvimos a Bilbao. Allí ya se notaba la guerra. Encontramos que la gente se había vuelto muy descuidada en el vestir. Las señoras y los señores ya no usaban sombrero; tampoco se veían corbatas sino pañuelos anudados al cuello. Esto nos llamó mucho la atención. Claro, no nos explicábamos la causa. Poco a poco fuimos entendiendo el motivo. Las personas pudientes, generalmente fascistas (aunque con muy honrosas excepciones) querían hacerse pasar por gentes del pueblo y no llamar la atención. Por eso se vestían como «gente del pueblo». A medida que pasaba el tiempo la guerra se iba notando; empezó a escasear la comida, teníamos que hacer cola para conseguir pan, carne y otras muchas cosas. Mamá nos mandaba a hacer cola muchas veces. Las noticias no eran nada tranquilizadoras. Yo ya me iba enterando entonces del problema, y estaba furiosa contra los fascistas y los curas. Como mi colegio, «Jaquimbide», seguía abierto, a pesar de que las profesoras eran monjas, mis padres me inscribieron, pero resultó que sólo éramos seis o siete alumnas. Las demás habían volado para el lado de Franco. Pero bueno, nos daban clase y también hablábamos de la guerra. Ellas disculpaban a Franco, no se atrevían a decirlo abiertamente, pero lo aprobaban. Un día yo le dije a una de las monjas que no comprendía cómo el Papa podía estar a favor de semejante traidor y que, además, yo no creía que el Papa era infalible ni el representante de Cristo en la tierra. Ella se escandalizó mucho y me dijo que me fuera a confesar porque estaba en pecado mortal. No me dio la gana y allí se acabó mi religión. Nunca más he vuelto a rezar, y si entro a una iglesia es porque me interesan sus tesoros artísticos y arquitectónicos. De la noche a la mañana me desengañé y perdí la fe. Pero me quedó, como secuela de la educación monjil, un pudor tremendo durante varios años, hasta el punto de usar un traje de baño de gruesa lana con una inmensa falda circular hasta la rodilla que, cuando se mojaba, pesaba de tal manera que me hundía.
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> Todo esto ocurrió en 1936. “