# Torres sobre Tàpies
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> 17.04.2024 — [Francesc Torres - Asisto entre perplejo y divertido a la...](https://www.facebook.com/share/edkr7y8vdy79rN8v/?mibextid=WC7FNe)
Asisto entre perplejo y divertido a la publicación de posts por parte de gente de la profesión sobre la exposición de Tàpies en el Reina –que no he visto porque no estoy en España– tachándolo de viejuno, obsoleto, repetitivo, decorativo (esto último es una puñalada trapera de las que se asestan en frío), etc., etc. Algunos de los que dicen estas cosas ya estaban en activo cuando nadie, ni ellos mismos, se hubieran atrevido a soltar una crítica de este calibre por miedo a represalias. Yo recuerdo cuando caerle mal a Antoni y a sus defensores (el 90% de la crítica y la fauna del establishment progre) te podía acarrear problemas si eras un mocoso que empezaba. Ahora que está muerto es otra cosa. Vamos a ver... todos los artistas, todos, somos resultado de nuestra historia y del tiempo que nos ha tocado vivir y llega un momento en que podemos quedar identificados con una época y anclados en un determinado lenguaje que deja de resonar para generaciones más jóvenes (o no). Pero decir que Tàpies es viejuno es lo mismo que decir que Piero della Francesca lo es; y si Tàpies lo es, ¿no lo son Gordillo o Saura, o Raushenberg o Johns? No lo entiendo. He leído que es repetitivo. Tengo noticias, todos los pintores lo son de alguna forma, sobretodo si son famosos, cotizados, empiezan jóvenes y mueren a una edad provecta, la razón principal es que el mercado y aquellos que se benefician de la comercialización de su obra se lo piden con fervor (no te olvides de firmar la servilleta que acabas de garabatear, Antoni…). También se dice que es decorativo y, repito, esa es particularmente envenenada, ya se la soltó Roberta Smith, en el New York Times cuando hizo la desastrosa exposición del Guggenheim hace ya un montón de años (más sobre esto antes de terminar); pues bien, queridos y queridas, TODO el arte es decorativo, incluso el “político” si se vende en una galería, ha pasado por una bienal y ha acabado en la colección del Banco de España o en la sala de estar de quién ha podido pagárselo. Esto no tiene nada que ver con el arte per se, tiene que ver con la manera que entendemos su función como bien de consumo e inversión financiera. Esto no lo cuestiona nadie, curioso, ¿verdad? Le oí decir a Soledad Lorenzo en una mesa redonda televisada en la que participé que el arte existía ¡gracias a los coleccionistas!, y se quedó tan ancha y yo tan petrificado que no supe encontrar la manera de contestarle educadamente y me callé. Me arrepiento cada vez que me acuerdo. Yo siempre creí que el arte existía por que lo hacíamos los artistas desde la noche de los tiempos por muy buenas razones que no son artísticas y que no voy a elaborar aquí.
[[../Artistas/Antoni Tàpies|Antoni Tàpies]] ha tenido muy mala suerte con sus amigos, que le salieron naturalmente de debajo de las piedras cuando era rentable serlo. Y ha sido especialmente poco afortunado con sus comisarios españoles incapaces de hilar fino cuando más falta ha hecho. Carmen Giménez fracasó rotundamente cuando era crucial explicar Tàpies a la crítica y el público americanos que no acababan de entender por qué tenían que considerar a Tàpies en la misma liga de Johns, Motherwell, Kline o Raushenberg. No lo consiguió y destrozó a Tàpies en América demasiado tarde en su carrera para que hubiera tiempo a desfacer el entuerto. Y ahora parece, por lo que me llega, que cuando lo mismo se necesitaba en el contexto europeo pero principalmente interno a raíz del centenario, al Zar Borja I no se le ocurre otra cosa que llenar el museo con camionadas de obra cuando lo necesario era justamente lo contrario, poner la lupa en el núcleo duro de su obra (que es lo que se hace con todos los artistas cuando de fijar su importancia se trata) y cerrar el tema como se merece. O sea que aquí se puede aplicar aquello de: “Señor, protégeme de mis amigos, que de mis enemigos ya me ocupo yo”.
Tàpies fue un grandísimo artista, con altos y bajos como todo hijo de vecino que se merece sin ningún género de duda, un respeto acorde a su contribución al arte occidental. Tiene cuajo que sea yo, precisamente, el que esté diciendo esto.
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#art #artists